Sirenas

El crúor tiñe mis veranos

desiertos cálidos de sal

simún que sopla recio

precipita el plasma bajo el manto gris.

Fina porcelana que ama el tacto

que circunda el vientre pétreo

sobrevuela el tajo desnudo

victima consciente del ardor.

Purpura

Es esa locura

la que sujeta mis pies vendados al cielo

el despertar amado

que cubrió de respuestas mis manos.

Nado entre flores de cerezo

constante lluvia que lame el viento

vigía de la corriente de tu ser

ocupo ambos lados del océano.

El incendio que arraso mis venas

locura sin campo de batalla

eleva mis entrañas al sol

allí donde lujuria es virtud.

Miel

Date una vuelta por la luna creciente y envíame polvo de cráter, el mágico mundo del incienso te consume en deseo.

Ardía tras de ti Sodoma, guerrera de los instintos, perdía batalla pero no la guerra contra el Air Cool del salón.

Tendidos en el suelo, a medio camino de mi cuerpo, entraba y salia solo para degustar ese aceite derretido en la punta de un joe.

Y es que, en ese cielo plagado de termitas, devoradores de espacio que consumen el minutero, ardo de impaciencia fundido en tu cuerpo.

Géminis

Recuerdo a tu lado la marea negra
todo quedo atrás
la disciplina cansada de tus ojos ciegos
que recuerdan bebidos de ansia
sospechas que avivan las miserias.
Halló silencio la voz
tras las cortinas rasgadas
ocultos, el tiempo y la luz.